Hablar de inflación en Argentina no es ninguna novedad. Forma parte de nuestra historia económica y de nuestras decisiones cotidianas. A lo largo de las décadas, atravesamos períodos de hiperinflación, estabilizaciones fallidas y crisis recurrentes. Por eso, incluso cuando los precios empiezan a subir más lentamente —como ocurre actualmente—, el impacto de la inflación sigue presente y condiciona tanto la vida diaria como la planificación financiera de las personas.
En este escenario, proteger los ahorros frente a la pérdida de poder adquisitivo no es una opción: es una necesidad. Y si bien ahorrar en dólares o simplemente “guardar” dinero puede parecer una solución, no siempre es la más eficiente. Entender el contexto inflacionario y actuar en consecuencia, con herramientas adecuadas, es clave para resguardar el valor real del dinero en el tiempo.
HISTORIA DE LA INFLACIÓN EN ARGENTINA
Según un informe histórico de la Cámara Argentina de Comercio, el primer dato oficial del índice de precios al consumidor (IPC) data de principios de la década del ‘40. Desde ese entonces y hasta el año 1974, con la muerte del ex presidente Juan Domingo Perón, fueron varios gobiernos los que pasaron. Fue el de Arturo Frondizi en el año 1959 el que acumuló la mayor tasa de inflación hasta el momento, alcanzando un poco más de un 120%. En contraposición, el período presidencial que menos inflación acumuló fue el de Héctor José Cámpora, donde la inflación cayó a un ritmo anualizado de 30,1% (se contabiliza sólo junio de 1973, su único mes completo en la presidencia, cuando la inflación fue de -2,9%).
Inflación histórica argentina: desde la posguerra hasta 1975, siempre tuvimos altos niveles de inflación
Fuente: Cámara Argentina de Comercio.
Durante las décadas del 70’ y 80’, luego del fallecimiento de Perón, la inestabilidad económica y social se profundizó. El pico más alto de esta crisis se dio en el año 1989, cuando bajo el gobierno de Raúl Alfonsín se registró una variación de precios promedio de 3079%, junto con una devaluación histórica. De ahí los cimientos de la pérdida de valor de la moneda. La devaluación fue tan brutal que durante este período hubo dos cambios de moneda: primero el Peso Ley por el Peso Argentino en 1983 y luego, en 1985 este último fue sustituido por el Austral.

Entrada la década de 1990 y de la mano de la Ley de Convertibilidad, que fijó la paridad del Austral con el dólar, y luego sustituyó dicha moneda por el Peso, la inflación comenzó a descender. Durante esos años se dio un fenómeno casi inédito en el país: la deflación. Durante la presidencia de Carlos Menem la inflación fue alta en su primer mandato (147,5% anual) e inexistente en el segundo (0% anual).
Más adelante, durante las presidencias de Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, si bien la inflación no fue la protagonista, la devaluación fue tal que su impacto en los precios fue inevitable. Del 2007 en adelante, la inflación volvió a ocupar los titulares de todos los diarios. Tanto el Gobierno de Cristina Kirchner como el de Mauricio Macri no pudieron dar con una solución de fondo para contenerla de manera sostenida. Durante la gestión de Alberto Fernández, el problema se agravó considerablemente y la inflación superó el 200 % anual hacia finales de 2023.
Con la llegada de Javier Milei al poder en diciembre de ese año, se implementó un plan de ajuste fiscal severo, acompañado por una política monetaria restrictiva. Si bien el costo social fue elevado, en términos técnicos el proceso logró frenar la inercia inflacionaria y dar lugar a una desaceleración significativa de los precios. Hoy, en 2025, la inflación continúa siendo una realidad —como lo ha sido siempre en la economía argentina—, pero se presenta en niveles mucho más bajos que en años recientes. Aun así, la necesidad de preservar el valor del dinero sigue siendo una prioridad para los argentinos.
CÓMO PROTEGER LOS AHORROS
CÓMO PROTEGER LOS AHORROS
La inflación puede variar en intensidad, pero en Argentina siempre está presente. Por eso, la necesidad de proteger los ahorros frente a la pérdida de poder adquisitivo sigue siendo una constante, incluso en contextos de menor volatilidad como el actual. A lo largo del tiempo, los argentinos han desarrollado una intuición particular para resguardar su dinero: el dólar, el ladrillo, el plazo fijo… Pero muchas veces esas opciones no alcanzan o simplemente no rinden lo suficiente.
Frente a este escenario, invertir deja de ser una opción reservada a unos pocos y se convierte en una herramienta necesaria. Invertir con criterio implica pasar del resguardo pasivo a una estrategia activa para cuidar y hacer crecer el valor real de los ahorros. Existen instrumentos pensados para acompañar la inflación, proteger el capital e incluso generar rendimientos reales en pesos.
En Criteria, ayudamos a personas y empresas a tomar decisiones financieras inteligentes. A través de asesoramiento personalizado y acceso a herramientas profesionales, podés transformar tu ahorro en inversión. Porque incluso en un país con inflación estructural, es posible construir futuro financiero.
4 Comments