Más allá de la disciplina del ahorro y la planificación, las finanzas tienen un gran componente emocional y los trastornos del dinero son cada vez más frecuentes. Desafortunadamente, el sistema educativo no incluye en su currícula materias que ayuden a cultivar la educación financiera y a mejorar nuestra relación con el dinero. Si bien algunas personas logran una buena gestión de manera autodidacta, hay quienes sufren dificultades a la hora de gastar, ahorrar, invertir y demás.

Muchas veces los malos hábitos financieros son el resultado de otros trastornos sin atender como la ansiedad o la depresión. Esto es peligroso porque puede atentar contra nuestras finanzas. Ya sea que usted esté gastando de más o de menos, cualquier hábito llevado al exceso puede conducir a una vida de deudas, problemas familiares e incluso estrés. Lo cierto es que los trastornos del dinero existen y son varios. ¿Cuáles son los más comunes y cómo identificarlos? Te contamos.

TRASTORNOS DEL DINERO: UN ATENTADO CONTRA LAS FINANZAS Y SALUD MENTAL

GASTAR COMPULSIVAMENTE

El gasto compulsivo es uno de los trastornos del dinero más comunes y consiste en una necesidad imperiosa de comprar cosas. Vivimos en un sistema capitalista donde las empresas trabajan especialmente para instalar en nuestro inconsciente la “necesidad” de comprar sus productos. Mientras que algunos tienen la fortaleza de poder discernir, hay quienes caen con facilidad en las trampas.

¿De dónde viene el trastorno del gasto compulsivo? Las personas que tienen el trastorno de compras compulsivas suelen sentir un impulso irresistible y abrumador de comprar bienes, sin pensar en las consecuencias negativas que esto puede traer a sus finanzas y autoestima.

Muchas personas que compran compulsivamente lo hacen como un mecanismo de defensa para enmascarar otras emociones como el estrés, la ansiedad y la baja autoestima. Sin embargo, las compras solo proporcionan un alivio temporal de los problemas. En tanto, la incapacidad para controlar las compras y el consiguiente desbarajuste de las finanzas personales, dota a la persona de un sentimiento de culpa y vergüenza.

Para mejorar esta conducta, es importante buscar apoyo y poder verbalizar con otras personas lo que sucede, para así tomar perspectiva y comenzar a aceptarlo. Este es el primer paso para cambiar. Como bien dijimos, este trastorno suele estar asociado a otras patologías, por lo que la ayuda profesional de un terapeuta, o por qué no, un asesor financiero, puede ayudar a mejorar el humor y por ende, moderar los gastos y mejorar la economía.

Las personas que gastan compuslivamente deben prestar especial atención al uso de tarjetas de crédito. En casos de trastorno de gasto compulsivo, lo mejor es prescindir de ellas totalmente. En caso que no sea posible, lo más recomendable es seguir algunas pautas para hacer buen uso de esta herramienta.

SENTIR CULPA

Mientras que algunas personas tienden al despilfarro y gasto compulsivo, están quienes se sienten culpables por gastar. Muchas veces, este comportamiento reside en una mentalidad de escasez en donde existe la creencia de que los recursos y los bienes son limitados o finitos. Esta mentalidad puede ser un reflejo de una crianza con carencias, y no necesariamente ser la realidad actual de esa persona.

Por supuesto, a veces es difícil creer que la libertad financiera es posible cuando hay deudas y la economía hace pensar que el  acceso a la vivienda propia, entre otras empresas, es imposible. De ahí que muchas personas sientan culpa por el dinero. ¿Cómo gastar con la noción de que hay tantos otros compromisos de pago en el horizonte? Asimismo, cada vez que se gasta dinero en vez de ahorrarlo, pueden aumentar los sentimientos de culpa y ansiedad.

La culpa por el dinero también puede provenir de la comparación, al ver que otras personas cercanas incurren en gastos que uno no. Cuando ve a amigos que se van de vacaciones a playas paradisíacas es posible que se genere un sentimiento de inferioridad y sentimientos de culpa por el propio salario o falta de ahorros. Incluso puede que usted cuente con ese dinero, pero no se siente merecedor de usarlo.

Otra razón común por la que las personas experimentan culpa con el dinero son las finanzas compartidas. Cuando algún miembro de la pareja gana más dinero, algunas personas se sienten culpables por gastar en cosas de las que solo se beneficia uno y sentir que lo compartido no se gasta por igual. Para mejorar este trastorno existen algunas prácticas que usted puede realizar. Desde analizar cuál es su relación con el dinero, ya sea escribiendo sus pensamientos o tomando distancia de las redes sociales que instalan deseos de consumo. 

Hablar de lo que le sucede con sus seres queridos también contribuirá a aliviar su carga mental y obtener otra perspectiva. Por supuesto, la atención con un profesional de la salud mental, también será clave en caso que el problema de la culpa escale y se convierta en un pensamiento demasiado intrusivo.

TACAÑERÍA

La tacañería es lo opuesto a la generosidad. Mientras que una persona generosa da libremente y con placer, una persona tacaña se encuentra incómoda con la idea de dar. Aunque la tacañería se asocia comúnmente con el dinero, también se manifiesta en otras áreas como por ejemplo, las relaciones interpersonales.

A las personas tacañas les resulta difícil dar o prestar dinero a los demás. Hacen todo lo posible para “ahorrar” dinero. Y si bien el ahorro es la base de unas finanzas saludables, quienes sufren de tacañería llevan esto al extremo, dedicando cantidades excesivas de tiempo, pensamiento y energía solo para ahorrar un poco de dinero.

Por lo general, lo que hace tacaña a una persona es un bagaje de experiencia previas. Un niño que creció en una familia pobre puede desarrollar inseguridad financiera. Al haber sido testigos de las preocupaciones de dinero de sus progenitores, tienden a repetirlas en la edad adulta. En otras entregas hemos hecho hincapié en la importancia de una buena educación financiera en la niñez.

No hay que confundir tacañería con avaricia. Una persona avara disfruta de poseer y acumular dinero, incluso sin gastarlo nunca. Esto también representa un trastorno de dinero, pero no es lo mismo. Una persona tacaña es aquella que se aferra al dinero como búsqueda de seguridad por temor a la promesa.

De ahí que la tacañería es una conducta que resulta de una inseguridad con respecto al dinero. Esta inseguridad financiera resulta en la dificultad de dar o regalar, ya que “creen” que les falta algo para poder hacerlo.

Trabajar con los pensamientos y las afirmaciones puede ser una excelente técnica para suavizar los efectos negativos que este trastorno de dinero puede generar en una persona. En este artículo compartimos los saberes de un escritor muy recomendado por los mejores inversores que sostiene que, nuestros pensamientos crean realidades. 

CREE UNA BUENA RELACIÓN CON EL DINERO

Los trastornos de dinero son mucho más frecuentes de lo que creemos. En una sociedad orientada al consumo y en un contexto de inflación e inestabilidad, poner en orden nuestras finanzas contribuye a nuestra salud mental. La asistencia de profesionales en la materia siempre suma.

En Central de Fondos proponemos metodologías de ahorro y acompañamos al inversor en todas sus etapas. Contar con un fondo de ahorro y un portafolio de inversiones que nos ayude a resguardar el valor de nuestro dinero y multiplicarlo, otorga paz mental, que es el objetivo principal.

Existen productos, como los fondos Money Market, que permiten invertir el dinero ocioso en la cuenta bancaria. Al comprobar que puede obtener rendimientos diarios, y a sabiendas de que puede hacerse de su dinero cuando lo desee, podrá cambiar sus prioridades y dejar de pensar en carencias o gastar compulsivamente.

También hay otras opciones de inversión más osadas para aquellos que deseen rendimientos más abultados. A través de los CEDEARs es posible convertirse en accionista de alguna de las empresas más pujantes del mundo. Todo esto, de la mano de nuestros asesores, que con su conocimiento y recomendaciones, te ayudarán a tomar las mejores decisiones.

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