“Algunos se vuelven ricos estudiando la inteligencia artificial. Yo hago dinero estudiando la estupidez humana”. Así se presenta Carl Icahn, uno de los 5 hombres más ricos del mundo, en su biografía de la red social Twitter. Semejante declaración habla de un hombre sin filtro y un tanto provocador, características que se condicen con el mote que se ha ganado de ser “el hombre más despiadado de Wall Street”.
Nacido en febrero de 1936 en Nueva York, Carl Icahn es uno de los inversores más exitosos del mundo. Además de inversor, se ha destacado como empresario y reconocido filántropo. Según datos de la revista Forbes, su patrimonio oscila los 17 mil millones de dólares, lo que demuestra que detrás de ese gran carácter se esconde un hombre con una capacidad notable para el mundo de los negocios.
Trabajó varios años en el ámbito de las inversiones y se convirtió en toda una promesa del negocio en 1961, durante su paso Dreyfus & Company. Allí desarrolló su propia visión del arbitraje convertible y construyó una gran empresa propia en torno a esa idea. Finalmente, en 1968 lanzó Icahn & Co. Inc., su propia firma de inversiones. Con el paso del tiempo, logró puestos de alta responsabilidad en el directorio de corporaciones de renombre como Nabisco, Viacom, Marvel Comics, BEA Systems y Time Warner, entre otras.
La filosofía inversora de Icahn
Una de las particularidades que distingue a Icahn como un gran inversor – además de su tenacidad- es el efecto “Icahn Lift” por el que es conocido. Se trata de una escalada en el índice bursátil que se da cuando Icahn comienza a comprar acciones en una determinada compañía. Este “lift” (del inglés, “subir”) sucede gracias al poder de crear valor para los accionistas de las empresas en las que se interesa, que incluso dicen es mayor al poder de Warren Buffett .
La filosofía de inversión de Icahn se basa en comprar empresas que ofrezcan valor a sus inversores, especialmente cuando la mayoría de la gente todavía no lo ha visto. Por lo general, se trata de empresas en las que nadie invertiría, por lo que quien descubra ese “valor que nadie ve”, terminaría quedándose con ellas. Es en este punto en donde Icahn se diferencia de Buffett y Soros, quienes suelen comprar acciones de empresas cuyo valor ya está establecido.
Si bien muchos atribuyen el éxito de Carl Icahn a su fuerte carácter, al analizar su comportamiento como inversor queda claro que detrás de esa mala actitud reside un increíble talento para los negocios.
A través de su metodología de comprar empresas en desarrollo, Icahn consigue ubicarse en lugares privilegiados en las juntas directivas de dichas, lo que le permite mejorar el rendimiento de las mismas desde adentro.
A continuación, algunas de sus frases célebres para conocerlo mejor:
- “En la vida y en los negocios, hay dos pecados capitales, el primero es actuar precipitadamente sin pensar, y el segundo es no actuar en absoluto”.
- “Un consejo para este negocio: si quieres un amigo, cómprate un perro”.
- “Tengo que cuidar los intereses de los accionistas, porque soy el mayor accionista”.
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